Querido rincón oculto de los deseos que faltan por cumplir:
hoy, como llevo tiempo haciendo, me vuelvo a dirigir a ti. Últimamente te pido deseos muy a menudo, sí, desde que le conocí. Espero que tengas tiempo para mí y puedas cumplir alguno de mis sueños. Sé que insisto mucho, pero para que no se te olvide, te los volveré a repetir.
Quiero que nunca salga de mi vida, que nada me lo arrebate jamás, sé que no podré vivir sin su compañía. Quiero ver siempre su sonrisa, insuperable, mejor que cualquier maravilla del mundo y mucho mejor que la obra estrella de un gran pintor. Quiero seguir escuchando su risa, a la que no puede superar ni la favorita de mis canciones. Sé que ya pido mucho, lo siento, puede que sea ilusa y tenga mil pájaros en la cabeza, pero necesito pedírtelo. Quiero que me diga te quiero. Necesito escuchar como esas dos palabras salen de su boca mientras me mira a los ojos. Quiero tener el valor de decirle yo más. Porque es lo que siento, porque muero por sincerarme y echarle valor. Quiero que me abrace y encienda hasta la última de mis células. Quiero que me bese como si fuese lo último que hiciese en el mundo. Quiero llenar mi memoria de recuerdos vividos junto a él. Quiero echarle de menos cada vez que le vea alejarse cuando se nos agote el tiempo. Quiero sonreír cuando le vea volver para darme un último beso antes de cruzar la calle. Quiero contar uno a uno los segundos cuando esté sin él y prescindir del reloj cuando lo tenga al lado.
Espero que escuches mis deseos y que puedas cumplirlos uno a uno. Pero mi mayor deseo, y el que necesito que me concedas sí o sí, es que quiero que sea feliz. Ya sea conmigo o con cualquier otra persona. Porque mientras sea feliz, yo no necesito más.